LAS MOMIAS COMO MEDICINA MILAGROSA.

En medicina, hay errores que si no se detectan a tiempo pueden permanecer durante mucho tiempo, incluso siglos. Hoy hablaré de uno de esos desaciertos cuya utilidad era nula y que a lo más podía servir como un simple placebo. Me refiero al uso de las momias con fines curativos.

Fotografía del fotógrafo y escritor  francés Félix Bonfils durante uno de sus viajes a Egipto.
Las momias eran expuestas como simples mercancías para su posterior comercialización. 
  

Hoy día, para cualquiera de nosotros, una momia sería un conjunto de fragmentos de cuerpos de antiguos egipcios embalsamados. Pero el origen de la palabra momia es persa y anterior a la conquista de Egipto por los árabes, que fueron los que introdujeron en medicina la carne humana.

La historia de la momia puede dividirse en 3 partes:

1. LA MOMIA NATURAL JUDÁICA.

La primera de todas las momias, se denominó bitumen, betún de Judea y asfalto, declarándose ser una cierta espuma que nadaba sobre las aguas, blanda y modelable cuando estaba sobre ellas, pero que una vez deseada se convertiría en un cuerpo más duro que la pez.

El origen de la primera y principal momia médica surgió en un pueblo cercano al mar Muerto que lo recolectaba de las orillas del mar, donde era depositado por las olas en forma de cieno, o lo separaba de la superficie de las aguas con plumas de ganso o lienzos que después escurrían sobre un recipiente. Había otro bitumen, el que aparecía en forma sólida entre las piedras que extraían calentándolas, aunque de peor calidad.
Mar Muerto.

En lo que hace a su uso terapéutico, Plinio dictamina que el bitumen líquido de Babilonia es especialmente bueno contra las cataratas, otros padecimientos de los ojos, así como contra problemas dermatológicos del tipo líquenes, lepra, prurito y gota. Discórides lo recomienda como estíptico (medicamento que tenía la capacidad de restriñir, apretar y secar), medicamentos que disolvían los humores. Todo ello lo hacía aconsejable para su uso quirúrgico en abscesos purulentos, fracturas y heridas, así como en epilepsias y vértigos y para los dolores de origen nervioso.

Unas propiedades atribuidas al bitumen que alcanzan el siglo XVII: "se dice eficaz contra las cataratas y nubes de los ojos; y también para las lepras, empeines (enfermedades con picazón inguinal) y comezón del cuerpo". En dicho siglo, se hacían con él linimentos contra las lesiones de la gota en los pies y contra los dolores de muelas; y emplastos con harina de cebada, para aliviar los dolores de muelas, dolores de espalda y articulaciones. Se bebía con vinagre, puesto que se creía así eficaz para disolver y expulsar la sangre cuajada; y quirúrgicamente se echaba mano de él para cortar hemorragias, cerrar llagas y favorecer la unión de los nervios cortados.

2. LA MOMIA NATURAL PÉRSICA.

El agotamiento de la primera y primitiva momia, del bitumen o betún de Judea de Galeno, Discórides y Celso, empujó a los médicos a buscar un sustituto, un sucedáneo, que encontraron en lo que hoy son los países petrolíferos árabes, y más concretamente en el extenso territorio que entonces recibía el nombre de Persia, que incorporaba países actuales como Afganistán.

Pero con los árabes llegó también la confusión. Los persas tenían claro que la momia auténtica era la suya, aquella especie de cera sacada de las cuevas, por lo que deducimos hoy un compuesto del petróleo, pero para los árabes un fragmento de momia pérsica seca y otro de cuerpo embalsamado egipcio venían a ser lo mismo a la vista y tacto, razón por la que debían tener las mismas propiedades, razón por la que podían ser nombradas lo mismo.

Las momias egipcias fueron las más utilizadas y codiciadas.
Comenzaba así uno de los episodios más curiosos de las Historias de la Medicina y de la Farmacia: el empleo de la carne humana como medicamento.

Cuando los exploradores persas acudían a Egipto, descubrieron por casualidad, que los cuerpos embalsamados de los antiguos egipcios habían logrado adquirir una coloración y una resina oscura similar al betún persa. Sin conocimientos y sin pruebas que evidenciaran lo equivocados que estaban, comenzó un lucrativo negocio con los cuerpos de los difuntos.

3. POLVO DE MOMIA.

Durante el siglo XII, el famoso "polvo de momia" se extendió por todo el mundo. Todos aquellos que habían viajado a tierras de Egipto hablaban de los poderes curativos que ejercías los cadáveres momificados en el cuerpo humano una vez digeridos.

Tinaja de un boticario del siglo XVIII con polvo de momia.
Desgraciadamente, este tipo de negocio comenzó a traer la atención del público y las boticas de la época comenzaron a demandar con mayor insistencia este producto, cuyo origen muchas veces era dudoso, ya que debido a la falta de cuerpos antiguos se utilizaban cadáveres recientes para aplacar la enorme demanda que estaban sufriendo.

A partir de allí hicieron su aparición los eternos pícaros de la oferta y la demanda, quienes se encargaron de recorrer las prisiones para llevarse los cadáveres de los ajusticiados, los cuales eran cortados en pequeños trozos y proporcionados a los enfermos, quienes tragaban semejante "receta" no sin muchas veces vomitar cada porción.

No obstante, gran parte de la responsabilidad recae sobre los alquimistas de la época, quienes aseguraban que la ingesta de los polvos de momia eran capaces de curar cualquier mal.

¿PROPIEDADES CURATIVAS?.

Ingerir este tipo de medicamento milagroso no debía dejar un buen sabor de boca en la persona que lo tomaba. Para aplacar el repugnante sabor los boticarios solían diluir esta pasta negra obtenida de los cuerpos con vino o agua e incluso miel. En ocasiones los fragmentos de momia se ingerían sin más.

Sin embargo, todos los cuerpos que habían sido momificados siguiendo los rituales antiguos, tenían propiedades farmacológicas, por cuanto  todos habían recibido sustancias medicinales en el proceso como asfalto, mirra o cedro.

PERO NO TODO ERAN VENTAJAS...

No debemos olvidar que las momias son cuerpos de personas que murieron, en su mayoría, hace miles de años. Eso hace que sean una gran fuente de todo tipo de bacterias y hongos que puedan producir, si se consumen, todo tipo de intoxicaciones.

Desde desordenes intestinales, naúseas, dolores abdominales, dolores de cabeza, a temblores, fiebres, vómitos y diarreas.

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BIBLIOGRAFÍA VANCOUVER

1. Remedios raros en medicina: Momia (I) y (II). Revista española de investigaciones quirúrgicas. Vol. XV, nº 2 (109-115), 2012. Cátedra de Historia de la Ciencia. Universidad de Valladolid, Facultad de Medicina, España. Anastasio Rojo Vega.

2.Blogspotcomes. 1. Blogspotcomes. [Online]. Available from: http://temasdeinteresporakashavalentine.blogspot.com.es/2012/09/el-polvo-de-momia-la-medicina-milagrosa.html [Accessed 12 March 2016].

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1 comentario:

  1. Interesante artículo!!! Quien iba a pensar que se usaran las momias como medicina
    Seguid publicando artículos como estos
    Enhorabuena!!!

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